La empresa, que prevé cerrar el tercer trimestre con pérdidas significativas, ha anunciado la intención de reducir su plantilla mediante despidos y jubilaciones no reemplazadas. Esta medida forma parte del plan de austeridad implementado por el consejero delegado Kelly Ortberg para revertir la situación financiera difícil en que se encuentra la empresa.
Boeing enfrenta una crisis prolongada debido a problemas de seguridad y sobrecostos operativos, lo que ha llevado a pérdidas desde 2019. Además, la empresa está afectada por una huelga laboral debido a desacuerdos con el sindicato mayoritario sobre un nuevo convenio colectivo.
Ortberg ha reconocido que «nuestro negocio se encuentra en una posición difícil» y que es necesario tomar decisiones difíciles para asegurar la competitividad a largo plazo. La empresa espera ingresos en el tercer trimestre afectados por las dificultades actuales, con pérdidas significativas y un flujo de caja operativo negativo.
La división de Aviones Comerciales prevé reconocer cargos extraordinarios antes de impuestos en programas clave como el 777X y el 767. La empresa también planea finalizar la producción del 767 de carga, lo que implicará costos adicionales.
Por otro lado, la división de Defensa, Espacio y Seguridad espera reconocer cargos significativos en programas como el T-7A, KC-46A, Commercial Crew y MQ-25. Este segmento prevé ingresos en el tercer trimestre afectados por las dificultades actuales y un margen operativo negativo sustancial.
Mientras tanto, Boeing intenta encauzar las negociaciones con los sindicatos, aunque el anuncio de despidos complica el panorama. La empresa ha presentado dos ofertas de aumento salarial, ambas rechazadas por los trabajadores. Las últimas conversaciones fracasaron recientemente, sin claridad sobre cuándo podrían reanudarse.
La compañía ha implementado planes de reducción de costos previos a los despidos, incluyendo la suspensión de algunos trabajadores, congelación de contrataciones y recortes en viajes corporativos.